Estrógenos y Menopausia: Isoflavonas de Soya


¿Menopausia?

Cumplir años siempre es una celebración de la vida, de los logros que hemos conseguido con cada año que pasa y de la experiencia y conocimientos que hemos ido adquiriendo en cada etapa. En el caso de las mujeres, las hormonas marcan cada una de estas etapas con más intensidad de lo que les ocurre a los hombres. Un día despertamos para descubrir que hemos dejado de ser niñas con la primera menstruación, un paso importante que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, desde la adolescencia a la menopausia, una cita mensual con nuestra fertilidad, que nos abandona durante los embarazos, pero que vuelve cada mes sin falta. Hasta que, pasados los 45 años, un día desaparece o empiezan los desarreglos, y en la visita a nuestro especialista en ginecología descubrimos que entramos en una nueva etapa: la menopausia, donde decimos adiós a nuestra menstruación y empezamos a vivir sin reglas, o al menos sin ‘la regla’.

Al llegar a los 45 años aproximadamente, descubrimos que la menopausia no es solo la desaparición de la menstruación, sino que hay mucho más, que no nos habían contado toda la película, y que la menopausia es mucho más que sofocos y cambios de humor, es una etapa compleja y toda la información que podamos encontrar nos puede ayudar a pasar la menopausia de una forma saludable, preparadas, en forma y hasta con buen humor.

La menopausia no es una enfermedad, es una etapa más de la vida de todas las mujeres.

La menopausia es una etapa de la mujer que varía de acuerdo a la forma en la que se presente, es decir, que puede o no ocasionar síntomas desagradables antes y durante su llegada. Saber que se está frente a esta nueva etapa hormonal muchas veces no es una noticia fácil, pues se hace presente la depresión entre otros problemas motivacionales que hacen referencia a la edad. Por tanto, no está de más conocer unos trucos para ser feliz y saludable durante la menopausia.

Así como hay problemas psicológicos durante esta fase, también se hacen presentes muchos riesgos de enfermedades. No obstante, con el cuidado pertinente, puedes prevenirlas y evadirlas, en conjunto con todas sus complicaciones.

Recuerda que la calidad de vida hay que mantenerla a lo largo del tiempo, en cualquier edad, en cualquier situación y, sobre todo, en cualquier etapa hormonal.

Es importante conocer y entender cada fase y sus síntomas para estar preparadas y contrarrestar los efectos negativos que pueden aparecer:

  1. Premenopausia
    Es la etapa antes de la menopausia, en realidad corresponde a todo el periodo fértil de la mujer desde su primer al último periodo. En los últimos años reproductivos los periodos siguen manteniéndose como anteriormente y aunque pueden empezar algunos cambios hormonales, no se observen cambios notables en el cuerpo.
  2. Perimenopausia
    El prefijo “peri” significa “alrededor” o “cerca”, y la perimenopausia es el periodo en el que las hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, empiezan a decaer. Correspondería a la etapa de transición en la que se observan alteraciones en la menstruación hasta que finalmente desaparece.

Ocurre cuando empiezan a disminuir los niveles de estrógenos, la hormona femenina que se produce en los ovarios y que fluctúa a lo largo del ciclo menstrual. Los niveles de estrógenos y de progesterona también pueden subir y bajar sin control a lo largo del ciclo, lo que puede provocar períodos irregulares y otros síntomas.

Es un periodo de transición que puede durar entre 2 y 5 años. Esto implica que a partir de los 40 años una mujer puede estar en la perimenopausia.

En las etapas finales de la perimenopausia, el cuerpo produce cada vez menos estrógenos hasta que no son suficientes para producir la menstruación.

Con el descenso de los niveles hormonales comienzan a aparecer síntomas clásicos de menopausia, desde alteraciones en la menstruación (puede faltar algunos meses o, al revés, adelantarse), mayor o menor cantidad de flujo menstrual, sofocos, trastornos del sueño, picores en la piel, migrañas, dolores articulares, cambios de humor, inestabilidad emocional, ansiedad, depresión, etc.

Hablaremos más delante de estos síntomas porque son muy variados y en muchos casos desconocidos para las mujeres, y al conocerlos, podemos actuar para aliviarlos y evitar que alteren nuestra calidad de vida durante estos años de perimenopausia.

Es importante tener en cuenta que en la perimenopausia todavía es posible el embarazo y es necesario seguir tomando medidas de protección para evitar un embarazo de riesgo a una edad ya muy madura.

  1. Menopausia
    Es el periodo en que desaparece la menstruación, comienza oficialmente cuando los ovarios producen tan pocos estrógenos que los óvulos ya no se liberan, y por ello no hay periodo o menstruación. Oficialmente, se dice que una mujer ha entrado en la menopausia cuando no ha tenido el período durante un año completo.
  2. Posmenopausia
    Se contabiliza la entrada en la postmenopausia cuando la mujer ha pasado la menopausia, es decir lleva más de 12 meses sin tener la menstruación.

10 MANERAS FÁCILES PARA CUIDARSE DURANTE LA MENOPAUSIA.

Sin duda, lo que más nos preocupa de esta nueva etapa que nos toca vivir es cómo cuidarnos y qué hacer para que los efectos de la menopausia nos afecten lo menos posible.

1.- Acude a tu ginecólogo.
Es el primer paso, para que te haga un revisión, te asesore y oriente. Te mandará realizar controles regulares de tensión arterial, colesterol y glucosa. Además, valorará si necesitas tratamiento y elegirá el más adecuado para ti. Incluso puede recomendarte tomar isoflavonas de soja y lúpulo que pueden ser un recurso para combatir los efectos emocionales y físicos de esta nueva fase.

2.- Practica ejercicio moderado.
Ya que te ayudará a sentirte mejor, a aliviar los sofocos y a controlar el peso. Simplemente con caminar entre media hora y una hora al día o realizar algún tipo de ejercicio aeróbico que te guste, obtendrás grandes beneficios cardiovasculares.

3.- Cuida tu suelo pélvico.
Ayuda a evitar la incontinencia urinaria y el prolapso genital, problemas relativamente comunes cuando no se ha cuidado la musculatura del suelo pélvico y que se acentúan en esta fase debido al cambio hormonal. Además, también hay que poner especial atención a la atrofia vaginal, muy habitual en la menopausia, que provoca molestias a la hora de mantener relaciones sexuales.

4.- Controla tu alimentación.
Una alimentación saludable es imprescindible si quieres mantener a raya los sofocos, la báscula y cuidar tu corazón.

Incrementa la cantidad de fruta, verdura, cereales (a ser posible integrales), pescado (rico en omega 3) y lácteos. Deja las comidas copiosas para ocasiones especiales.

5.- Modera la sal de tus comidas.
De este modo, evitarás la retención de líquidos y cuidarás tu corazón.

6.- Reduce al máximo el consumo de alcohol y café.
Especialmente si tienes problemas de insomnio. Tomar más de 2 ó 3 tazas de café o dos copas de vino al día no son aconsejables.

7.- Huye del tabaco.
Las mujeres que fuman tienen mayor riesgo de padecer osteoporosis o enfermedades del corazón y pulmón.

8.- Consiente a tu piel.
El cambio hormonal hace que se vuelva menos elástica, más seca y por tanto se arrugue más, así que protégela del sol y nútrela al máximo.

9.- No te automediques.
Cada mujer es diferente y, aunque nos recomienden tomar algo con toda la buena voluntad, a lo mejor no es lo que nos conviene. Siempre consulta con tu ginecólogo/a antes de tomar cualquier tipo de medicación.

10.- Quiérete mucho.
Es lo más importante. Es una etapa en la que tendrás más tiempo para ti, para vivir nuevas experiencias y desarrollar aficiones. La menopausia pasará, ten paciencia, y tu volverás a ser la misma así que intenta minimizar al máximo sus efectos y ser feliz.


Isoflavonas de Soya

Hay mucha información contradictoria alrededor de la soya (o soja): ¿es saludable? ¿es peligrosa? Y si es bueno consumirla, ¿por qué algunas personas dicen que no lo es?.

Algunos de los malentendidos provienen del hecho de que los estudios en personas y los estudios en animales pueden mostrar resultados diferentes. En algunos estudios en animales, los roedores que fueron expuestos a dosis altas de compuestos que se encuentran en la soya llamados isoflavonas mostraron un riesgo más alto de cáncer de seno. Se cree que esto se debe a que las isoflavonas en la soya pueden actuar como el estrógeno en el cuerpo y el aumento de estrógenos se ha asociado a determinados tipos de cáncer de seno.

Sin embargo, los roedores procesan la soya de manera diferente a las personas y no se han observado los mismos resultados en las personas. Además, las dosis de isoflavonas en los estudios con animales son mucho más elevadas que en los estudios con humanos. De hecho, en estudios con humanos, el estrógeno de la soya parece no tener efecto en absoluto, ni reducir el riesgo de cáncer de seno (especialmente en los países asiáticos donde el consumo de por vida es más elevado que en los EE. UU.). Es posible que esto se deba a que las isoflavonas pueden en realidad bloquear a los estrógenos naturales más potentes en la sangre.

Actualmente, las evidencias no indican que exista algún peligro para las personas resultante de comer soya, y los beneficios para la salud parecen superar cualquier riesgo potencial. De hecho, existe cada vez más evidencia de que comer alimentos tradicionales a base de soya como tofu, tempeh, edamame, miso y leche de soya puede reducir el riesgo de cáncer de seno, especialmente en las mujeres asiáticas. Los alimentos a base de soya constituyen fuentes excelentes de proteína, especialmente cuando reemplazan a otros alimentos menos saludables tales como grasas animales y carnes rojas o procesadas. Los alimentos a base de soya han sido relacionados con tasas más bajas de cardiopatías e incluso pueden ayudar a reducir el colesterol.

Nota: No se recomienda el consumo de soya en hombres adolescentes y adultos. Consulte a su medico respecto a los efectos de los estrógenos en el sexo masculino.


Qué dice la ciencia?

El climaterio, que incluye perimenopausia, menopausia y posmenopausia, es un período de cambios fisiológicos en el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, con disminución progresiva del estradiol endógeno. Como consecuencia, en la etapa perimenopáusica comienzan los periodos menstruales irregulares y hay trastornos de la termorregulación, los bochornos, entre otros síntomas vasomotores.

En la menopausia cesa permanentemente la actividad menstrual, debiendo transcurrir por lo menos 12 meses con amenorrea para tener un diagnóstico certero. La amenorrea es producto de la disminución de la función folicular ovárica, que se manifiesta por deficiencia de estrógenos. La intensidad de la sintomatología se relaciona con la herencia, estilos de vida, paridad, entre otros.

En la posmenopausia ocurre envejecimiento de la piel, aumento de peso, riesgo de osteoporosis y de fracturas, y de problemas cardiovasculares, como arterioesclerosis, angina pectoris, hipertensión, accidentes cerebro vasculares, enfermedad de Alzheimer, entre otros. Como se observa, el déficit estrogénico va a producir alteraciones físicas y psíquicas en la vida de la mujer, por lo que se busca tratamientos que le mejoren su calidad de vida.

Se ha empleado diversas terapias hormonales con estrógenos, progestágenos y otros, para prevenir o tratar estas complicaciones. Pero, las investigaciones médicas advierten que la terapia hormonal prolongada, mayor a los 5 años, expone a las mujeres a riesgos de adquirir cáncer de endometrio, mama, ovario y al incremento de riesgos de enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio y trombosis venosa.
Por ello, se busca otras terapias, como la medicina alternativa, entre la que se encuentra la soya (Glycine max), que no acarrearía los riesgos de las hormonas esteroideas. La soya es un vegetal originario de la China, de alto valor nutritivo y cuyo contenido proteico es de 36 g%; de alta densidad energética, con un valor aproximado de 400 kcal/100 g, está compuesta por diferentes sustancias (proteínas 40%, glúcidos 30%, lípidos 20% y minerales 5%), siendo los componentes más apreciados las lecitinas y las isoflavonas de los fitoestrógenos, sustancias que difieren significativamente entre ellas. La lecitina de soya es un complejo de fosfolípidos (fosfatidilcolina, fosfatidiletamina, fosfatidilserina y fosfatidilsinoretal).

Las ‘isoflavonas’ son polifenoles heterocíclicos no esteroideos (genisteína, daidzeína, ipriflavona, gliciteína), cuya acción esteroide radica inicialmente en su similitud estructural con los estrógenos. Por su actividad de bioestrógenos, son capaces de interactuar con receptores de estrógenos y producir efectos agonistas y antiagonistas; así, en mujeres en edad fértil pueden producir una disminución de los estrógenos endógenos. Su actividad antiestrogénica también sirve para prevenir diferentes enfermedades de las mujeres posmenopáusicas, ello dependiendo de diversos factores, como: especie, área de cultivo, técnica de cosecha, concentración en la planta y de los niveles de estrógenos endógenos, que obviamente van ligados al sexo, edad y a otras características individuales.

Las isoflavonas se encuentran en los alimentos vegetales, como precursores (biochanina A para la genisteína y la formononetina para la daidzeína), las que, después de ser ingeridas, por la acción enzimática de las bacterias del intestino delgado se transforman en sus formas activas; éstas son luego absorbidas, transportadas por vía porta y conjugadas en el hígado, para luego ser excretadas por la bilis y por la orina. Estas sustancias tienen una vida media de siete a ocho horas, en el plasma sanguíneo; luego, son excretadas por el organismo y, para poder beneficiarse de sus propiedades, se recomienda ingerirlas en dosis diarias. Otras investigaciones han demostrado la posibilidad de acción antiestrogénica de las isoflavonas.

En un estudio con isoflavonas, se encontró que la daidzeína es más eficiente que la genisteína en la prevención de pérdida de la masa ósea de ratas ovarectomizadas. La genisteína actúa con efecto estrogénico y la daidzeína con efecto antiestrogénico, por lo cual, cuando se recomiende tratamiento con soya, debe de tenerse en cuenta la enfermedad a tratar, así como la edad de la paciente, porque la genisteína, en edad fértil, puede actuar como antiestrógeno, por competencia con los estrógenos. La genisteína y el coumestrol, componentes bioquímicos de la soya, inhiben la conversión de estrona a 17-b estradiol y aumentan la síntesis hepática de la globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG), la cual modula las concentraciones séricas de esteroides.

El consumo diario de soya varía en el mundo. Las poblaciones asiáticas ocupan el primer lugar, ya que consumen soya en su dieta diaria desde la niñez (40 a 50 mg/día; en el Japón, 200 mg/día), observándose que solo 25% de las mujeres presenta síntomas vasomotores climatéricos, con una baja incidencia de cáncer de mama, colon, próstata, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis. En los países occidentales, su uso es menor en cantidad y tiempo, con consumo promedio de 5 mg/día (8,11,12).

En la última década, la población mexicana femenina ha alcanzado un promedio de vida de 70 años, motivo por el cual se ha incrementado la demanda de atención clínica y hospitalaria para este grupo poblacional, la mayoría caracterizada por tener bajos recursos económicos y educativos. Por lo tanto, es difícil para ellas acceder a un tratamiento hormonal a largo plazo. Por ello, nos hemos interesado en estudiar si los fitoestrógenos producen cambios morfológicos y funcionales en la mucosa endometrial, estructura muy sensible a estímulos hormonales, especialmente a estrógenos. Asimismo, ver si la soya ingerida por vía oral puede servir como tratamiento alternativo a las terapias hormonales, con la consiguiente disminución de los síntomas del climaterio


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